Son 12 los mercados exteriores que revisten una importancia primaria para las exportaciones italianas. Alemania, Francia, Estados Unidos, Suiza, Reino Unido, España, Rusia, China, Turquía, Japón, Brasil y Emiratos Árabes (enumerados por orden de relevancia) absorben el 59% de las exportaciones de Italia (datos de 2013), por un valor total de 210.000 millones de euros.
Son algunos de los datos incluidos en el informe Ice – Prometeia, realizado para el “Comitato Leonardo” y presentado en Roma el pasado 8 de julio, que destaca la importancia que estos mismos mercados han mantenido en las últimas décadas y que seguirán teniendo en el futuro también.
Las exportaciones italianas hacia estos 12 países constituían el 60% del total en 1970 y han permanecido inalteradas durante más de 40 años, no obstante los profundos cambios que han caracterizado este período, entre ellos, las crisis del petróleo, la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría, y las crisis financieras más recientes. Por lo tanto, a pesar de los profundos cambios en su composición, el peso de las exportaciones italianas hacia los 12 países ha permanecido inalterado, lo que pone en evidencia la ventaja competitiva mantenida y defendida con determinación por las empresas italianas, que en estos mercados pueden conseguir márgenes suficientes para seguir invirtiendo e innovando para mantener una posición de liderazgo en muchos productos.
Objetivo prioritario también de cara al futuro
Las prospectivas futuras son alentadoras para las empresas italianas, con una posición ya consolidada en estos 12 mercados. Según el informe, el conjunto de los 12 países absorberá el 57% de las importaciones mundiales en los próximos tres años. Para Italia, en caso de seguir manteniendo su actual cuota de mercado, eso se traduciría en 28.000 millones de exportaciones añadidas hacia estos países.
En estos mercados el valor añadido del made in Italy (diseño, calidad, contenido tecnológico e innovador) es un factor determinante, lo que permite posicionar a las empresas italianas entre los proveedores de alta gama en todas las principales producciones.
Además, el informe subraya como un aumento de la cuota italiana en 8 de los 12 mercados más relevantes, hasta alcanzar los mismos niveles que en los primeros 4 (Alemania, Francia, Suiza y Reino Unido), daría lugar a un beneficio potencial para las empresas italianas por un valor de 170.000 millones de euros (casi el 50% de las exportaciones italianas actuales). Un ulterior crecimiento, calculado en 65.000 millones de euros al año), podría ser consecuencia del aumento e empresas nacionales exportadoras hasta los niveles de los mercados europeos.
El mercado español: consolidar la marca Italia para aprovechar las oportunidades
En lo que se refiere al mercado español, Italia sigue manteniendo una posición de relevancia entre los principales competidores tanto en las producciones típicas del made in Italy (donde ocupa el cuarto lugar después de China, Francia y Portugal) como en la mecánica (en el tercer lugar detrás de Alemania y Francia).
Según el informe, que se basa en una investigación que ha implicado a distintos opinion leaders, las empresas italianas tienen que actuar en dos frentes para aprovechar las oportunidades del mercado. Por un lado, se trata de reforzar las características intrínsecas de la marca Italia (calidad, diseño, capacidad de innovación), que hacen que el consumidor español opte por un producto italiano. Por otro, tendrán que seguir ofreciendo productos de alta gama manteniendo un alto nivel de calidad, a pesar de operar en un mercado en el que el precio constituye el mayor obstáculo para la compra de productos italianos.
Estas consideraciones valen tanto para los productos destinados al consumos de las familias como para los bienes de inversión, en un mercado que cuenta con la presencia de los principales competidores europeos.
Según el informe, el desafío de la industria Italia será el de mejorar algunos aspectos percibidos como debilidades del Sistema Italia, “ofreciendo no sólo un producto, sino también un servicio integrado”, desde la fase de acceso al mercado hasta la asistencia post-venta, para poder consolidar de esta forma sus posiciones en un mercado que en los próximos años debería más oportunidades para las empresas.